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domingo, 17 de agosto de 2014

El gran Meritón de Salvo

A Amadeo Salvo hay que reconocerle que es un agitador de masas, que sabe desviar culpas como pocos, en parte gracias a sus voceros. Pero al final, gestiona un club de fútbol, nuestro Valencia, y lo que cuentan son los resultados. En este aspecto ha fracasado como nadie lo ha hecho desde la época de Koeman. Sí, lo sé, mentarlo sólo da miedo.
Empezó su mandato y la temporada con Djukic, un entrenador que a priori era del agrado de todos, de hecho era el nombre que quería Braulio, y de muy buena gana aceptó Salvo, aunque sólo fuera porque era un nombre popular en el momento del fichaje. Ya sabemos que a este presidente le gusta poner su cara y nombre al lado de todo lo que suene a popular. En esto hace como los políticos: si Contador gana un Tour, recibirá su homenaje de los políticos de turno para ganar en popularidad; si la selección española gana un mundial... corriendo a la Moncloa.
La temporada de Djukic no fue demasiado bien, como por desgracia todos sabemos, pero Salvo dijo por activa y por pasiva que el serbio acabaría la temporada. Está claro que la palabra de Amadeo no es algo que puedas tomar al pie de la letra.

Al final acabó despidiendo al antiguo 5 del Valencia en diciembre, con su correspondiente finiquito y los costes que conllevaban a las maltrechas arcas valencianistas (2,2 millones de euros... casi nada)
En su lugar llegó Pizzi para intentar remontar la situación, prometiéndole todo tipo de cosas para que dejara al actual campeón argentino que acabaría convirtiéndose en campeón de la Libertadores.
El ex-ariete logró mejorar la imagen que ofrecía el equipo, menos apatía, pero no se reflejó en la  clasificación. De hecho, Djukic estaba a 10 puntos de la Champions cuando fue tirado, esos mismos puntos fueron la distancia que separó al Valencia de la antigua copa de la UEFA. De la Champions fueron 21 puntos, y el campeón hizo casi el doble de puntos. De hecho, hubo algún momento de la temporada que miramos más abajo que hacia arriba. De nuevo me tengo que remontar a la época del infame Koeman.
Para que veamos la clase de persona que es, de nuevo volvió a vender al entrenador. En el caso de Pizzi fue más doloroso porque para firmar por el Valencia tuvo que renunciar a consolidar su proyecto en Argentina, para que al final, Salvo faltara a su palabra para mantenerse en el puesto. 
En definitiva, Amadeo Salvo sólo ha demostrado ser un gran arengador a favor de sus intereses, que tiende a confundirlo con los de la entidad que preside. Ojalá supiera movilizar a los jugadores y entrenadores como a la afición (de nuevo se lo reconozco), porque entonces no soñaríamos con la Champions, sino con la Liga.

Necesitamos alguien que nos mantenga a salvo de Salvo. 

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