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lunes, 15 de septiembre de 2014

Desviando la atención de lo realmente importante

Hay gente que sigue pensando que ir contra Salvo es ir contra el Valencia. Que porque publique una noticia de una fuente que me da toda la confianza, denunciando un plan del presidente del Valencia para devolver favores periodísticos, estoy fastidiando al Valencia. Pues yo digo que no, que lo hago por el bien de nuestro club. Gracias a gente que denunció los excesos e irregularidades de los sucesivos presidentes que ha tenido el Valencia, el club no se fue a la ruina y se expusieron las sombras de sus gestiones.
En épocas de vacas gordas, o supuestas al menos, nos damos a una lógica euforia y ganas de fichar a golpe de talonario, de tener mejores jugadores, de ser una referencia en España y el mundo en este deporte... Pero debemos preguntarnos de dónde sale el dinero, si es que hay, para poder tener un futuro sostenible que no nos lleve a un concurso de acreedores o incluso a la desaparición.
Para ello, es fundamental el papel de los medios de comunicación, que apoyan los aciertos y denuncian los fallos. El papel de los medios debe ser sobre todo criticar, porque sobre lo que hagan bien siempre el propio interesado el que lo anuncie a bombo y platillo. Por eso hay que defender la independencia de los medios de comunicación deportivos del dinero que reciben de los clubs de fútbol, de cualquiera de las maneras, ya que crean una dependencia para su viabilidad del tono con el que traten al club. También las filtraciones y las exclusivas son una forma de sobornar a un medio, ya que implica que tendrán más audiencia y así más ingresos por publicidad.
Así, como denuncié, Salvo está pagando favores a través del Valencia. No forma directa en plan película mala de espías con un maletín de mano en mano, sino con la publicidad institucional o el alquiler de una frecuencia de radio o espacio en la programación al club. Así, los que han sido afines son los que reciben una mayor compensación.
No es una práctica poco frecuente, pasa en la prensa económica, en la social, en la económica y siempre ha pasado en el Valencia, pero no de forma tan descarada al servicio del populismo mediático, algo que hay que reconocer que Amadeo Salvo controla a la perfección. Sólo porque esté generalizada, no quiere decir que sea en absoluto ética ni moral.
Y volviendo al tema de lo publicado, ese mismo populismo es el que rechaza preguntarse la veracidad de las afirmaciones y vigilar si es ese el plan trazado, sino que ataca mi anonimato, la cobardía y cosas por el estilo. Eso es desviar la atención como se ha hecho tantos años en política en este país. Preguntarse cualquier cosa menos el trasfondo de la cuestión.

Necesitamos a alguien que nos ponga a salvo de Salvo.

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